martes, 21 de abril de 2020

EL SOMBRERERO LOCO... UN ENCUENTRO INESPERADO.

Óleo sobre lienzo y arcilla de tres colores (cocida a 960 ºC). Autora: Alicia López Tarrida.


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Cuando te adentras en el amor por el arte, nace el ARTE POR AMOR. Independientemente de que la magia de la creación hace acto de presencia desde el primer momento de contacto, has de ser consciente de que persiste (entre líneas) un verbo activo, rescatado del olvido en el que se hallan inmersos una gran parte de los seres humanos, el Infinitivo SER.

El presente simple y constante "Yo soy" encierra un propósito único. Fuimos, somos y seremos parte de un TODO, de un entramado pluricelular al que pertenecemos en origen, además de a esa parte esencial y divina (el alma)  diversificada de mil millones de maneras para experimentar en la materia y en la vida que se nos ha otorgado: iguales, idénticos en esencia y diversificados en la forma, por capricho único y respetable de una elección y selección naturales.

- Yo soy tú como tú eres yo... - dijo el Sombrerero al sentirse creado, anudado a la materia y envalentonado por el poder que esta le otorgaba. Prosiguió en una alegre cancioncilla, pues son esos sus modos y maneras de utilizar a propósito el lenguaje:

 Llevarás tu mano al centro
sentirás la vibración 
de tu brújula interior. 

 Cuando tengas que elegir, 
al tener que decidir 
¡¡siéntelo dentro de ti!! 

Si un agradable calor 
inundara el corazón
 admitirás que es un ¡¡SÍ!!


El Sombrerero, ese gran monologuista, se diversifica en la materia entre lienzos, óleos y trementinas, se perpetúa en la fragua, al amparo de las tres arcillas, se ha encontrado con la artífice que le dio vida en un cruce de caminos, en el juego de los espejos, en el destino condicionado por el nombre recibido (Alicia)... el encuentro inesperado.

- Y ahora, anda, camina, ¡¡corre!!...¡¡Sigue tu camino de baldosas amarillas, donde OZ te espera en la medida en la que tú misma lo has CREADO!!!








No, no se ha equivocado de cuento. El cuento se ha modificado...No, no es por amor al arte, es ARTE POR AMOR.

El Sombrerero inclina su rostro, esconde su faz bajo el ala del sombrero para sentirse amparado, replegado en su energía. Apoya delicadamente las manos sobre su corazón y... te reverencia.


Así es...


(Barro cocido en Taller Cerámica Villasol, alfarería y cerámica desde 1985).

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